Posted by : El día del Espectador enero 05, 2013


MARCO BARADA

Ayer se estrenó en nuestro país La noche más oscura, la última película de la única mujer ganadora de un Oscar a Mejor Director, Kathryn Bigelow. Ha sido un filme largamente esperado, tanto por el éxito de su predecesor (En tierra hostil) como por el tema: la investigación del paradero y posterior ejecución de Osama Bin Laden por parte del gobierno de los EEUU. Y ¿cuál es el resultado? Más de lo mismo. Y es que lo único que sabe hacer Kathryn Bigelow es pura propaganda (militarista) americana. A pesar de intentar disimularlo con dramas psicológicos o un tono sobrio sin grandes exaltaciones, América y su ejército son los exitosos protagonistas de un cine de propaganda. Pero veamos cómo es La noche más oscura.

Se podría resumir la película como un capítulo de Homeland de 157 minutos: hay una protagonista femenina fuerte que es denostada por sus colegas de la CIA por investigar una pista aparentemente inexistente. En primer lugar tiene una duración excesiva. Ya que empieza in medias res, podría haber empezado 40 minutos más tarde, no habríamos notado la diferencia y nos habríamos ahorrado una irritante retahíla de nombres y hechos que tan solo abruman al espectador y son difíciles de seguir. Esto impide que se entre en la película hasta pasado un rato largo, pero gana fuerza cuando el personaje de Jessica Chastain intenta convencer a todos de que en esa casa en Abbottabad está Bin Laden. Ese es uno de los mejores momentos, en el que realmente hay interés por saber cómo va a conseguir salirse con la suya, y en el que grandes actores como Mark Strong o James Gandolfini redimen la película hasta entonces insulsa. Sin embargo, vuelve a caer en los últimos 40 minutos de acción, con la actuación de los Navy Seals. Como secuencia de acción podría ser mucho más efectiva si fuese más concentrada, pero Bigelow se empeña en contárnoslo en tiempo real, aumentando la tensión, sí, pero provocando fatiga en un espectador que ya lleva dos horas intentando entender complicadas investigaciones e intrigas.


En cuanto a la narración, tiene un tono sobrio de innegable interés que, por una vez, no se dedica a exaltar cada detalle de cada investigación o misión para salvar al indefenso pueblo americano. Se agradece mucho la falta de frases grandilocuentes y de las típicas trompetas o redobles militares como banda sonora. Es  una forma supuestamente objetiva de contar que teóricamente deja que el espectador juzgue por sí mismo lo que ve. Errores de seguridad garrafales, torturas y chapuzas mecánicas buscan que el espectador llegue a la conclusión de que nadie es perfecto y hasta la CIA comete errores pero, al fin y al cabo, era por una buena causa. 

Pero Bigelow manipula al público de manera evidente: es cierto que hemos hecho cosas mal, pero oye, hemos triunfado. El gran objetivo de la película es exaltar el éxito de una misión de 10 años de trayectoria. Es una falacia decir, y Kathryn Bigelow lo sabe, que un discurso narrativo puede ser objetivo, ya que a pesar de todo es el director quien va a decidir donde va a poner la cámara. A lo mejor fuera de plano hay algo que podría ser interesante para el espectador pero que se considera suprimible en aras de la objetividad. Por tanto, no pretendamos engañarnos afirmando que la película es un relato periodístico y admitamos que la supuesta objetividad no es más que otra herramienta para apoyar el discurso de Bigelow. La película es pura manipulación. Y es que los personajes son meros títeres para contar la historia del triunfo de los Estados Unidos contra el terrorismo islámico. El personaje de Carrie, perdón, Maya, no tiene en absoluto la profundidad psicológica de la que se la pretende dotar, no se establece ningún tipo de empatía hacia ella. Y lo mismo pasa con todos los demás, excepto quizá un poco con Mark Strong. El último plano del filme es de especial interés porque hace un esfuerzo por conectar con el público y emocionarle pero solo es insulso, vacío y pretencioso.

Esta película seguramente triunfe en el mercado americano porque es un producto hecho por y para ese público. ¿Lo peor de esta película? Que la Academia de Cine americana va a bañarla en Oscars por tocarles la fibra sensible, igual que pasó con En tierra hostil y probablemente con la Lincoln de Spielberg (que, por otro lado, puede merecérselo perfectamente). ¿Lo mejor de esta película? Un cambio en el paradigma narrativo de las exaltaciones americanas marcado por la sobriedad. Da la sensación, sin embargo, de que cómo película le falta refinamiento, que es demasiado brusca y está montada apresuradamente. Ahora solo queda ver cuán valientes serán los académicos para negar a esta película un reconocimiento artístico que no merece.

NOTA: 6,5

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  1. 'La noche más oscura' me ha dejado desconcertado. La peli se ve bien pero tras todo lo escuchado resulta decepcionante, dubitativa, irreal? Bigelow nos pretende convencer de un acontecimiento, basado en una gran mentira, de primera con una historia de tercer orden. Van a intentar borrar 'la gran mentira americana', con una mera demostración de fe sobre una cuestión de suerte, de meras estadísticas? Un saludo!

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  2. Así es, no es más que un mero panfleto a favor del pueblo americano y de quienes les protegen. Es pura manipulación. Fílmicamente tampoco tiene nada nuevo que aportar a un género ya muy visto. Un saludo!

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