Posted by : El día del Espectador agosto 09, 2012


                                                      JAIME PASTOR

Pensar, queridos lectores, en esas familias hipotecadas, disfrutando de su último mes de paro, disfrutando de tantas cartas de apoyo como de desahucio. Pues bien, los culpables de esta situación son los héroes de esta película.

José María Forqué dirige esta cacerolada fílmica, vista por muchos como una denuncia social útil y por otros como ligera y ridícula. Útil, ridícula, y transcurre en torno a un banco: ingredientes de cualquier cacerolada.

Don Felipe es despedido. El que fuera director del celebérrimo “Banco de los previsores del mañana” tiene un corazón que no le cabe en el pecho y toma decisiones que favorecen a los clientes. ¿un director de banco que es buena persona?. Recordemos que es ficción y que José Orjas es un actor de método.

El que ocupa su puesto, Don Prudencio, es tan gritón, egoísta y odioso que más parece exigir a sus empleados unas buenas fotos de Spiderman para el Daily Bugle que una buena contabilidad. El banco se empieza a transformar en la mismísima sede del mal.

Y es que en 1962, la neblina de crisis social y económica de la posguerra dejaba entrever luces de coches extranjeros, de casas con televisores, de un congreso con diputados dentro; los ciudadanos comenzaban a ser conscientes de nuevo que tenían obligaciones, si, pero a cambio de algunos derechos.

Hacía falta un justiciero que separase por la fuerza los párpados de la chusma. Y en “Atraco a las tres” es Jose Luis López Vázquez.


Parece que se está ciñendo la corbata, ¿verdad?. Pues no sé,  igual si, pero seguro que eso forma parte de una locuaz estratagema y cuando volvamos a ver la foto Jose Luis ha desaparecido.

Haciéndose pasar en la película por Fernando Galindo: pulcro y quirúrgicamente puntual trabajador de banco que jamás supuso un problema para nadie. La revolución empieza desde abajo, hijos mios. Con la llegada de Don Prudencio todos los empleados reciben un baño de fascismo capitalista amanerado. Todos los días. A todas horas.

Galindo, que en sus propias palabras, quiere “veranear en Chamonix alternando con las campeonas del eslalon gigante”, decide vestirse de justicia y robar a su propio banco. Quiere cambiar su vida y la de todos los que se rodean.

No es un “Batman” de Christopher Nolan, Jose Luis Lópaz Vázquez es un héroe necesario. Porque “El Caballero Oscuro” puede persistir impertérrita sin ese superhéroe de pacotilla, torpe y que se lleva broncas hasta de su mayordomo. Nolan odia sacar a Batman y sabe que todo su universo sería mejor si no estuviera él.

Además, “Atraco a las 3” sólo tuvo un presupuesto de 5.300.000 pesetas, ¿Qué tipo de película habría hecho Cristopher Nolan con ese presupuesto?, ¿otro “The amazing Spiderman”?. Seamos serios.

(Hay una crítica de Batman en este mismo blog, escrita por Himar Reyes, que tiene bastante solera).

Pero atención. Galindo no está solo. Le acompaña la ambición rubia española, Gracita Morales. Sin ella el plan se viene abajo.  Se deja robar, y no contenta con eso, dedica una sonrisa a cada uno de los asaltantes para tranquilizarlos.

Aunque la que iba a ser la chica de la oficina se queda en una simpática maruja, adicta a las pieles con una voz estridente. Una especie de Renee Zellweger en su papel de “El diario de Bridget Jones” pero con algo más de amor propio.


Y Alfredo Landa, as himself. Es decir, asustado y nervioso por todo lo que ocurre en derredor. Con los ojos de aquel niño que ha descubierto lo que le van a regalar sus padres por navidad y no le ha gustado un carajo. Con los ojos que delatan todo lo que ha hecho, hace o piensa hacer. Desde que el precavido y prudente Alfredo Landa entra en el plan… el plan fracasa.

Pero, ¡oh, sorpresa! el que toca y hunde el robo es Galindo. Cuando una extranjera europea le hace los ojos chiribitas. Efectivamente, cuando España no va a las suecas, las suecas van a España. El cerebro de la operación le cuenta a la mujer hasta la hora del atraco, las tres. A las tres, dos grupos de atracadores, el mismo banco.

El resto descubrirlo vosotros.

¿Cuándo es bueno ver esta película? Cuando toque limpiar la discografía de Glenn Medeiros y el VHS se caiga de la estantería. 

Cuando Al Gore saque otra película charlando sobre alguna alarma social, ecológica, política; que haya provocado él.

Cuando os apetezca ver “The amazing spiderman”.

Feliz Verano, Hijos Mios.

@Pastorkidnotes

Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments

- Copyright © El Día del Espectador - Date A Live - Powered by Blogger - Designed by Johanes Djogan -